Una vacuna para las empresas en estos tiempos (llamada compliance)



A pesar de los avances logrados en los últimos años en materia de integridad en los negocios, en la realidad un gran número de pequeñas y medianas empresas carecen de un sistema de gestión del compliance. Esto, evidentemente, muestra no solo la existencia de problemas prácticos para lograr que todas las empresas cuenten con sistemas de compliance, sino también la existencia de riesgos latentes para estas empresas ante cualquier contingencia en materia de integridad en los negocios.

En la vida real, contar con un sistema de compliance en las pequeñas y medianas empresas es como contar con una vacuna en caso de una contingencia adversa de nuestra salud. Los líderes empresariales harían bien en cuestionarse si están cubiertos ya en términos de las posibles responsabilidades administrativas y penales en caso de que alguna contigencia adversa se materialice en las áreas de ética empresarial.

A pesar del énfasis en el compliance en los últimos años, existen todavía una gran cantidad de empresas pequeñas y medianas que aún no cumplen con los requerimientos en materia de compliance. A pesar de la existencia de una legislación que requiere sistemas efectivos de integridad empresarial y tratados de libre comercio que hacen obligatorio contar con políticas eficaces para prevenir la corrupción, las pequeñas y medianas empresas en México, en su gran mayoría, aún no cuentan con este andamiaje normativo y gerencial interno. Las razones de esto son múltiples: falta de conocimiento de los requerimientos, limitados recursos para implementar los sistemas adecuados, carencia de un programa de apoyo gubernamental, ausencia de un liderazgo empresarial efectivo, deficiente o nula capacitación para directivos y empleados, prevalencia de metas de corto plazo y consideraciones de prioridades comerciales, entre otras razones.

La realidad es que el marco legal en nuestro país establece la exigencia de que las personas morales cuenten con un sistema efectivo y genuino en materia de integridad corporativa. No se trata de algo opcional, el incumplimiento de tales requerimientos puede acarrear sanciones administrativas y penales graves, tanto para las empresas como para sus directivos y sus empleados, así como consecuencias negativas para la reputación comercial de las empresas.

El compliance es una función organizacional independiente, al igual que una herramienta poderosa para fomentar las mejores prácticas de la gobernanza corporativa. Una función que identifica, asesora, alerta, monitorea y reporta los riesgos de cumplimiento en las empresas, es decir, el riesgo de recibir sanciones por incumplimientos legales o regulatorios, sufrir pérdidas financieras o daños de reputación por fallas de cumplimiento con las leyes aplicables, las regulaciones relevantes, los compromisos sectoriales de las cámaras de industria y comercio, los códigos éticos y de conducta internos, así como los estándares de buenas prácticas y otros compromisos voluntariamente asumidos. De ahí que el compliance es mucho más que cumplir con la ley.

Por lo tanto, se puede decir que el compliance trata de establecer políticas de actuación y procedimientos para garantizar que las empresas cumplan con el marco normativo y las mejores prácticas éticas, reduciendo así riesgos de incumplimientos legales y otras conductas reprobables que pueden ser sancionables y pueden dar lugar a una mala reputación de la empresa. En esencia, se trata de contar con un andamiaje normativo, gerencial y conductual interno que garantice que los directivos, los empleados y hasta los stakeholders cumplan con los requerimientos no solo de ley, sino también de buenas prácticas éticas en los negocios. Por consiguiente, un sistema genuino de compliance es mucho más que contar con un código ético y de buenas prácticas, esto es solo el iceberg; en realidad lo que se busca es justamente establecer un enfoque ´sistémico´ de tal manera que se implemente vertical y horizontalmente en todas las funciones, procesos y actividades de la empresa en torno al eje temático de la integridad.

Un verdadero sistema de compliance debe ser efectivo, adecuado, proporcional, razonable y que funcione en la práctica. De hecho, estos son los principios de validación que buscan los reguladores y fiscales para evaluar un sistema de compliance genuino en países que cuentan ya con una cultura del compliance en la vida empresarial. Así es que tanto los miembros de los órganos de gobierno, como los directivos y empleados de las empresas pequeñas y medianas harían bien en apresurarse a inmunizarse a tiempo con la vacuna del compliance.


Abel Rivera
Director de CCRC Auditoría y Control Interno, S.C.

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