9ª COSP de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción: Apuntes del día 1

 




Hoy 13 de diciembre de 2021 dio inicio la 9ª Conferencia de los Estados Parte de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción. En CCRC nos complace enormemente participar en tan importante evento, recogiendo nuevos aprendizajes e involucrándonos en mejores y más amplios esfuerzos para hacer frente a un fenómeno que se revela como cada vez más complejo. Desde la ciudad de Sharm el-Sheikh les compartimos tres puntos relevantes de la discusión reciente.

1.     Estrategias integrales y enfoques sistémicos para el combate a la corrupción.

Se reconoce un nuevo consenso internacional sobre el combate a la corrupción, y es que las diferentes estrategias y mecanismos que componen sus políticas deben articularse dentro de un sistema transversal en el que se reúnan y reconozcan perspectivas de análisis complementarias. Hoy en día, es indispensable que tanto la formulación como el funcionamiento de las políticas anticorrupción estén sujetas a análisis de contexto que permitan reconocer las diferentes variables que condicionan tanto las causas, como las lógicas y los efectos del fenómeno de la corrupción; entre ellas: la perspectiva de género, los enfoques ambientalistas y de derechos humanos; incluyendo también análisis correlacionales entre corrupción y fenómenos como la pobreza y la desigualdad; así como el fortalecimiento de instrumentos de colaboración internacional y participación ciudadana.

En suma, el enfoque sistémico supone construir y fortalecer un nuevo y amplio consenso anticorrupción en el que, decisivamente, participen diferentes sectores sociales, autoridades políticas y actores empresariales. 

2.    Prevención mediante la educación.

Relacionado con el anterior punto, y en consonancia con prácticas, hoy día, implementadas en países de la Unión Europea, se reconoce a la niñez y a las juventudes como aliados y ejecutores primordiales de una estrategia anticorrupción de largo alcance. Precisamente, desde un enfoque sistémico, el campo de la educación y las instituciones educativas aparecen como espacios e instancias fértiles y vanguardistas para el desarrollo efectivo de medidas de prevención para el combate a la corrupción, las cuales tienen como objetivo final formar a las generaciones futuras en una nueva cultura de integridad ciudadana y en la concientización temprana de la realidad perjudicial de la corrupción.

3.    Participación ciudadana.

Finalmente, la consecuencia esperada de una temprana formación anticorrupción y la participación de los actores más jóvenes de la sociedad, es el empoderamiento de la ciudadanía. En efecto, una política de educación contra la corrupción tiene que venir acompañada de medidas gubernamentales que ofrezcan los incentivos y los recursos necesarios para hacer que las y los ciudadanos devengan en actores efectivos del combate a la corrupción mediante una participación que pueda ser clara, alcanzable, creíble, concreta y significativa.

Estas medidas incluyen la facilitación de los espacios para el diálogo, el acceso e intercambio de información y el fortalecimiento de la confianza del público en general a las instituciones gubernamentales, lo que se traduce no sólo como el incremento de la autonomía ciudadana, sino también como el fortalecimiento y la adecuación de la gobernabilidad a los consensos y requisitos anticorrupción internacionales.


En resumen, desde la ciudad de Sharm el-Sheikh en Egipto se vislumbra un nuevo horizonte de compromisos amplios y nuevas alianzas para el combate a la corrupción.


Abel Rivera
Director de CCRC Auditoría y Control Interno, S.C.   




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