Compliance en el Sector Público
APUNTES DE COMPLIANCE - 7
Compliance en el Sector Público
(parte 1 de 3)
Introducción
Frecuentemente, en cursos y talleres de capacitación,
se nos cuestiona acerca de si el compliance es un concepto aplicable
sólo al sector privado o de si existe algo que podríamos denominar compliance
para el sector público. Aunque adjetivar el compliance pareciera ser un
asunto meramente semántico (y abogar en favor de un compliance sin
adjetivos no es el propósito de estas notas), las siguientes líneas tienen el
propósito de explorar la idea de compliance en el sector público.
Evidentemente los sectores privado y público difieren
entre sí y, como consecuencia de su naturaleza y sus tareas, están sujetos a
normatividades diferentes. Así, mientras existen claras diferencias en sus
estructuras, funciones y objetivos también existen similitudes como ecosistemas
organizacionales que son, como el hecho de que el logro de sus objetivos
requiere una buena gestión, al mismo tiempo que se cumple con la normatividad o
“reglas del juego” aplicables. Además, tanto en el sector privado como en el
público, no sólo se busca alcanzar el logro de los objetivos eficazmente, y al
mismo tiempo cumplir con la legalidad y evitar sanciones por actos indebidos;
se trata también de hacerlo de acuerdo a principios éticos generales
establecidos en las normas, códigos de ética y códigos de conducta. Y esta meta
del cumplimiento es de lo que se trata precisamente el compliance.
Obviamente, la implementación de sistemas de compliance
en el sector público habrá de tomar en cuenta las particularidades de las
organizaciones públicas, pero si adoptamos una perspectiva de análisis
organizacional basado en sistemas y procesos podremos ver también que algunas
de las estrategias para implementar sistemas de compliance en el sector
privado son también útiles en organizaciones públicas.
Diferentes Enfoques
El desarrollo e implementación de un sistema de compliance
en organizaciones del sector público no es sólo acerca de contar con nuevas
leyes, es mucho más que promulgar nuevas normas; se trata de establecer
mecanismos de gestión que permitan aplicar bien el marco normativo que ya
existe y, sobre todo desarrollar modelos de integridad, estrategias de
capacitación, transparencia de procesos, buena gobernanza y liderazgo efectivo.
Las leyes y el marco normativo en el que operan las
organizaciones del sector público tienen un alcance limitado para garantizar la
conducta de los individuos dentro de esas organizaciones. Las malas conductas y
los actos indebidos tienen muchas veces su origen en una gestión deficiente (de
los controles internos, de los conflictos de interés, de las líneas de
denuncia, de la capacitación y el entrenamiento, entre otros), en la ausencia
de personal éticamente competente y en la falta de un liderazgo genuinamente
comprometido.
Además, a diferencia del sector privado, la práctica
de llevar a cabo análisis de riesgos es mucho menos frecuente en el sector
público, de ahí que los controles establecidos en muchos casos han sido diseñados
desde un enfoque puramente deontológico (lo cual no es algo negativo) que puede
ser de poca relevancia si éstos no están basados en un entendimiento de los
riesgos potenciales a los que hace frente la organización en la vida real. La
implementación de un sistema efectivo de compliance en organizaciones
del sector público debe, necesariamente, estar basada también en un análisis de
riesgos de incumplimiento hecho a la medida de la organización en cuestión.
De ahí que el objetivo de la implementación de
un sistema de compliance en organizaciones del sector público no es
necesariamente evitar responsabilidades legales (administrativas, civiles o
penales) sino además crear genuinamente una cultura ética vertical y horizontalmente en la organización. Esto es tan relevante como en el sector
privado, pero en el sector público cobra aún más importancia al ser el servicio
público una actividad que requiere objetividad para servir los intereses
generales; esto por encima de cualquier interés particular o de grupo.
La OCDE
recomienda que lo que resulta exitoso en las mejores prácticas internacionales
es transitar de un enfoque basado sólo en normas (rules based approach)
a uno basado en la integridad pública (integrity based ethics); debemos pasar de un enfoque tradicional meramente punitivo a un enfoque
de gestión que sea preventivo, es decir, basado en análisis de riesgos y
controles anclados en la capacitación y entrenamiento de los principios
y valores del servicio público que con el tiempo den paso a una cultura
organizacional de la integridad en cada institución. La OCDE establece que:
“los enfoques tradicionales basados en creación de mayor número de normas,
observancia más estricta y cumplimiento más firme han mostrado una eficacia
limitada. Una respuesta estratégica y sostenible contra la corrupción es la
integridad pública”.
De ahí que un elemento fundamental para la existencia
de un programa efectivo de compliance en las organizaciones del sector
público sea el compromiso y la voluntad genuinos desde las más altas esferas
del liderazgo, tanto del sector público en su conjunto como de los líderes de
cada una de las organizaciones públicas o instituciones, esto es voluntad y
compromiso políticos. Los servidores públicos deben liderar con el ejemplo
basado en la jerarquía de valores y principios de servicio al bien general, al
interés público, por encima de cualquier interés particular. En este sentido,
un enfoque ético basado en la integridad pública requiere la formación de
funcionarios éticamente competentes.
Integridad Pública
El concepto de integridad es un concepto usado mucho
discursivamente tanto por políticos y servidores públicos para significar cosas
diferentes, pero la premisa básica de este concepto está basada en la honestidad.
La integridad enfatiza la consistencia moral, la honestidad, la correspondencia
directa entre los valores profesados y las decisiones y conductas de una
persona, que persisten incluso en situaciones adversas en la toma de
decisiones, evidentemente ayudando a tomadores de decisiones a resolver dilemas
éticos.
Para la OCDE, la integridad pública “se refiere a la alineación consistente con, y el cumplimiento de, los valores, principios y normas éticos compartidos, para mantener y dar prioridad a los intereses públicos, por encima de los intereses privados, en el sector público”. De ahí que un sistema de compliance en el sector público debe partir del fortalecimiento de la integridad pública a través de capacitación y entrenamiento permanentes ad hoc a las funciones y responsabilidades de los funcionarios para instilar los valores y principios del servicio público.
Para la OCDE, la integridad pública “se refiere a la alineación consistente con, y el cumplimiento de, los valores, principios y normas éticos compartidos, para mantener y dar prioridad a los intereses públicos, por encima de los intereses privados, en el sector público”. De ahí que un sistema de compliance en el sector público debe partir del fortalecimiento de la integridad pública a través de capacitación y entrenamiento permanentes ad hoc a las funciones y responsabilidades de los funcionarios para instilar los valores y principios del servicio público.
Las tareas que se desprenden de este enfoque son el
papel del liderazgo y la capacitación para fortalecer la motivación de los
servidores públicos en las ventajas de desempeñar su trabajo con integridad,
con el propósito de hacer esta manera de actuar un estilo de vida
organizacional, una cultura ética que guie el servicio público.
Referencias
OCDE, Recomendaciones del Consejo de la OCDE sobre Integridad
Pública, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), 2017.
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